miércoles, 26 de septiembre de 2007

SOBRE GRISES NO HAY NADA ESCRITO - JOSÉ FRANCISCO REDONDO

Luz y sombra. Nube y roca. Melena y fuego. Tejidos que crecen en segundos, horas, siglos. El tiempo congelado en la fotografía. La luz surge en la alquimia de líquidos y superficies. De fallos y aciertos. De temperaturas y concentraciones. De tiempos y espacios. De gestos e intenciones. De esperas y decisiones. Carrera al encuentro de lo inexistente. Creal lo invisible. Proyecto imaginario. Encuentro con lo insignificante. Caminar hacia donde no hay nada escrito. Hasta abrir la puerta, hasta empezar el libro, hasta desplazar la contraventana y descubrir la luz.
José Francisco Redondo


El otoño en tierra

Deja paso el gris de la límpida mañana
a un rotundo sol otoñal.
Veo mustio el campo de armonías,
me interno entre la retama crepitante
para despertar mi alma, somnolente.
Las manchas rosadas del paraíso
se retuercen entre los cansados alcores.
Cuando me dirijo hacia el tiznado norte
sólo recojo impresiones crepusculares.
Tengo que reunir la siembra del camino,
desandar sobre las ruedas del corazón,
morir una vez más en el recuerdo tendido,
amar las manos que trabajan el pan.
Sobre el tapiz de hojas secas
se envuelven mis pies desnudos,
renacen las raíces púrpura del vino,
se dilatan los sueños más profundos.
Entreveo la casa donde duerme el ocaso
y me despido de mi blanco cuerpo
postrándolo entre linos bordados.
Mañana vestiré las luminosas violetas.
M. J. de Vega

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